Puente romano sobre el río Erjas, Segura de Toro, Cáceres
LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PUENTES
ROMANOS
Aunque los puentes romanos más
antiguos de los que tenemos noticia fueron de madera, los ingenieros romanos
mostraron su maestría en la construcción de puentes de piedra.
Su diseño consistía en uno o varios arcos de
medio punto (semicirculares) apoyados sobre pilares alineados. Encima de esta
estructura de arcos discurre la vía que atraviesa el río. A menudo construían
en los pilares, tajamares salientes contracorriente, para reducir la erosión
producida por el agua.
Empleaban en la construcción bloques grandes,
escuadrados en forma de sillares, que formaban los paramentos externos, y
rellenaban el interior de mortero cementado con puzolana. Para izar los bloques
empleaban grúas, movidas por esclavos, situados dentro de una rueda.
Extraían la piedra en canteras
próximas, donde cuadrillas de canteros especializados tallaban con cinceles los
sillares. Otras cuadrillas de obreros se encargaban del transporte en carretas
hasta la obra.
La construcción del puente
empezaba por los cimientos una vez seleccionado el terreno más firme y
comprobada la resistencia del subsuelo. El problema más importante era el agua.
Para resolverlo utilizaban ataguías.
Las ataguías eran empalizadas
dobles, cilíndricas o prismáticas, hechas de troncos, firmemente clavados en el
suelo, unidos e impermeabilizados mediante pez y arcilla, de cuyo interior
estanco extraían el agua mediante un tornillo de Arquímedes.
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