Se ha preguntado Usted alguna vez acerca del porqué de la forma de los objetos que nos rodean cotidianamente ?; en razón a qué poseen esa forma o ciertas características que lo hace ser tan identificable en sí mismo ?; qué hace que un televisor SEA un televisor, una silla SEA una silla y una lámpara SEA una lámpara?. Para resolver estas cuestiones y otras más al respecto, es necesario recurrir al pasado, es decir, que tenemos que referenciar el origen mismo de los objetos: una necesidad concreta que el hombre primitivo tuvo para sobrevivir en un medio hostil y novedoso. De esta forma, este primer "usuario" en principio, tuvo que resolver el problema "creando" un objeto que cumplía con una FUNCIÓN básica como la de cortar la carne de sus presas, romper los huesos, hacer fuego, vestirse o disponer de un sitio en el cual vivir.
primitivo cuchillo: lasca utilizada para cortar, encontrada en Levallois, Francia
Las necesidades fueron especializándose y muchas nuevas surgieron , y por consiguiente, los objetos que por medio de su función las solucionaban, también lo hicieron. Con el paso del tiempo y en vista de los resultados operativos que los objetos representaban, hubo nuevas necesidades que han madurado hasta nuestros días y que han dado paso al universo de objetos que hoy tenemos a nuestro alrededor. Para entender esto, en principio debemos hablar de lo que claramente significan FORMA y FUNCION.
Por FUNCION puede entenderse como el fin último para el cual “sirve” un objeto, este argumento responde a la pregunta del Para Qué del objeto; esta situación que resulta de la relación de componentes mecánicos que permiten la ejecución de acciones básicas ejecutadas por los usuarios como sentarse, cortar, iluminar, vestir...( para nuestro efecto analítico, estas acciones corresponden directamente a Verbos ). Una de las características que identifica una función es por, encima de otras, su comprobabilidad física, su tangibilidad y la opción de ser rnedible en todos sus aspectos.
FORMA, de acuerdo a lo anterior, podrá ser la correspondencia y a la relación que se establece entre puntos, líneas, pianos y volúmenes geométricos que producen un resultado final llamado teléfono, silla, lámpara... ( como concepto de objeto, mas no como objeto mismo ). A diferencia de la función, la Forma en sí misma no existe fisicamente, no Ia podemos separar de la función ya que es solo una percepción sensorial y mental del objeto, cualquiera que sea. Un buen manejo de la forma produce objetos bellos y equilibrados, concepto que se traduce en la ESTÉTICA del objeto.
Podríamos argumentar con certeza que la función de los objetos desde su origen, hasta hoy cualquiera que haya sido, es siempre la misma: cortar, golpear, coser, iluminar, vestir, calentar, etc... mientras que la forma de los objetos que la viabilizan sí ha cambiado en la medida en que ciertos agentes externos aparecen en escena: nuevos materiales, nuevos medios de producción, la especialización de la función, acontecimientos políticos o históricos, entornos sociales y económicos, cambios de la naturaleza, etc. Desde este criterio, el hombre primitivo al igual que nosotros, miles de años más tarde, seguimos teniendo el problema de cortar la carne para alimentamos, solo que ya no utilizamos una lasca con filo sino un cuchillo de acero al tungsteno.
cuchillo super-especializado elaborado en
acero al tugnsteno: no solo se utiliza
para cortar, sino para triturar hueso
En razón a lo anterior, encontramos que de acuerdo a la época en la que busquemos el objeto, vamos a encontrar la misma función pero la forma se hallará “maquillada" por ciertos elementos que hacen que hoy día podamos diferenciar el tiempo en el que fueron concebidos o usados. Así veremos el cuchillo en el Medioevo, la era Victoriana el Art Nouveau o el Memphis. Esto significa que al igual que la función se especializa, la forma se particulariza por medio de los elementos estéticos que caracterizan una época, respondiendo al Cómo lo dice. Esto plantea claramente el hecho de que teóricamente podemos cambiar la forma exterior del objeto cada vez que lo queramos, pero sin cambiar para nada la función. Sin embargo, los aspectos culturales y de tradición nos indican la generalidad de las formas de los objetos.
Esto corresponde a características particulares de una tercera cualidad de los objetos en cuestión y que responden a la pregunta del Qué Dice el objeto. De esta forma podemos tener un cuchillo que por su apariencia parezca un disco y que funcione perfectamente, pero la tradición y la cultura no darán credibilidad a esta novedad.
Esta última pregunta, aunque esté más relacionada a la parte formal del objeto, es tan importante como las dos que se han hecho anteriormente y es lo que le da finalmente un carácter espacial y temporal al objeto, es decir, que el objeto que vemos frente a nosotros tiene ciertos elementos formales ( botones o un disco numerado ) y funcionales ( un auricular, un cable y una caja de comandos mecánicos ) en el que nos comunican que se trata de un teléfono.
el mensaje de utilización del teléfono es claro y evidente; no hay espacio para la malinterpretación operativa
Para explicar los objetos, podemos recurrir a varios procedimientos, pero para hacerlo del modo más sencillo, recurriremos al manejo de las formas geométricas, básicas planteadas en la geometría platónica y euclidiana.
pareciera que los objetos de nuestro universo, parten de la combinación de estos sólidos...
Estas nos permiten, en principio, explicar cualquier forma basada en los elementos básicos como el punto, la línea, el plano o con los volúmenes básicos tridimensionales conocidos que se desarrollan a partir del cuadrado, el circulo, el triángulo y su evolución en los polígonos básicos: el cubo, la esfera, la pirámide y los prismas rectangulares. A simple vista en muchos de los objetos sencillos como un vaso, un bombillo o una bandeja podemos encontrar un cilindro, una esfera o un paralelepípedo rectangular. En la medida en que los objetos sean más complicados como un teléfono o un automóvil, su traducción en términos geométricos será de igual modo más compleja, mas no imposible.
Sentémonos un minuto a observar cualquier objeto alrededor nuestro y encontraremos, con la adecuada visión, los elementos que lo componen; no solo la parte exterior visible del objeto es definible en estos. Así: hay otro elemento importante que responde a lo matemático y geométrico: la ESTRUCTURA de organización y conformación de los subelementos que aparecen en él. Los botones o controles de una radio u otro aparato de este tipo, están localizados racionalmente sobre una cuadrícula "invisible” que hace que cada uno de ellos se encuentre relacionado con los demás de una forma lógica y no al azar. Para el caso es necesario explicar gráficamente esta "descomposición geométrica" con algunos ejemplos en los que se haga evidente esta relación entre el objeto y su conformación o “estructura formal". Algunos de estos ejemplos pueden ser:
-Un equipo de audio análogico, en el que su forma básica es un prisma rectangular colocado horizontalmente. La rejilla de disposición de los sub-elementos permite que los controles de volumen y selección se hallen en una posición uniforme respecto del dial de selección de las emisoras y la unidad de CD, así como la configuración de los parlantes. De igual modo se comportan los demás elementos del aparato en cuestión:
los ubicación de los componentes del artefacto, se esconden detrás de una rejilla invisible
- Una estufa a gas, se encuentra compuesta por una serie de paralelepípedos rectangulares yuxtapuestos horizontalmente, igualmente sobre un paralelepípedo rectangular; el panel de controles es un otro paralelepípedo rectangular igualmente colocado de forma horizontal. Los quemadores están dispuestos de forma radial, colocados simétricamente sobre la tapa del volumen inicial. De igual modo los controles se hallan distribuidos racionalmente sobre la superficie en la que se encuentran organizados de acuerdo a la rejilla que hay tras ellos.
estufa a gas elaborada por la Guangzhou ETON Electromechanical en China
Actualmente, y ante la libertad que la tecnología permite por la miniaturización y la electrónica, ciertos productores y fabricantes han encontrado llamativa la posibilidad de llegar a objetos que tienen una función definida pero la forma que poseen es completamente contradictoria.
Esto surge por el desconocimiento de ciertas leyes de la armonía y proporción en los que forma, función y la estructura implican la verdadera razón de ser del objeto. De este modo encontraremos teléfonos que son latas de gaseosa o radios que son balones de fútbol, relojes con cascadas y llamas de papel que simulan una llama encendida para chimeneas.
más allá del afán comercial, no hay un verdadero criterio de construcción formal en este objeto
pareciera que el hecho creativo, se reemplaza por la necesidad de una oferta de productos sin sentido como en el caso de este teléfono digital con apariencia de vaso de gaseosa...desafortunado resultado.
Esta labor de concertación y equilibrio que debe haber entre la forma, la función y la estructura, se ve rota por ofrecer productos que exploren mercados revolucionarios en los que el verdadero valor es propiciar la venta de los objetos a costa de sacrificar una tradición y una cultura o de crear, probablemente, una nueva cultura de objetos en los que nos queda como usuarios muy difícil "adivinar" para que sirven. En estos objetos hablamos de la disfunción o tal vez mejor, de la disforma. De cualquier modo no podemos ni siquiera detenemos a analizarlos ya que están por fuera de lodo marco lógico, como en el ejemplo siguiente, que no requiere siquiera explicación:
El manejo y administración de los conceptos de la FORMA, la FUNCION y la ESTRUCTURA, basados en las necesidades del ser humano, son precisamente la labor específica del DISEÑADOR INDUSTRIAL, quien se capacita para identificar y determinar la proporción de éstos elementos en los objetos de Diseño en su paso a ser productos y ser utilizados por un usuario. Su labor será óptima en la medida en que concientemente y teniendo en cuenta las características del medio para el que diseña su producto, se adapten perfectamente a lo requerido, a la necesidad que lo genera, y a lo esperado de él y que los usuarios o las personas que los adquieren y los usan, tengan por medio de él una satisfacción funcional y estética y un modo de identificación con la sociedad y la cultura a la que pertenecen.
Ricardo Romero, MDI © 2013
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