Cuestiones generales del
urbanismo medieval
Trataremos ahora de describir
brevemente los elementos más característicos del urbanismo vasco medieval. Son
en general aspectos comunes a todas las villas de la época –no nos encontramos
ante rasgos específicos únicamente de estas dos provincias-; sin embargo, los
abordaremos de tal manera que la referencia a emplazamientos vizcaínos y
guipuzcoanos sea constante.
Las murallas
Podemos considerar que las
murallas constituían el elemento fundacional de la ciudad medieval. Estos muros,
además de facilitar la defensa de la villa, marcaban sus límites territoriales
y jurisdiccionales. También establecían las demarcaciones del sistema
impositivo, tanto comercial como municipal. Las murallas podían cumplir la
misión de elemento divisorio –de carácter social o étnico- dentro de la propia
villa. Este fue el caso de Bilbao, tal vez la ciudad vizcaína más importante en
lo que a diversidad –funcional y estructural- de fortificaciones se refiere.
La murallas establecían los
límites territoriales y jurisdiccionales de la villa, pero no impedían su
crecimiento. Las nuevas fortificaciones fueron incorporando poco a poco esos
barrios y calles que antes se encontraban fuera de sus límites. Esos núcleos
que rebasaron los muros obligaron a construir otros más amplios y extensos que
los incluyeran. Es más, en numerosos casos las murallas antiguas fueron
destruidas, levantándose en su lugar calles de curioso e inconfundible trazado.
Este fue el caso de Estella y, una vez más, Bilbao, en cuyos planos se pueden
apreciar las huellas de este fenómeno urbanístico.
Tampoco faltaron las
construcciones adosadas a la muralla, especialmente las iglesias. De ellas se
aprovechaban las altas y sólidas torres como un elemento defensivo más. Estas
se incluían dentro de las fortificaciones, en ocasiones también como puertas de
la villa. Esto explicaría la austeridad del diseño de muchas de estas
construcciones. De entre estas hemos de destacar el caso de Segura.
El plano de la ciudad
La estructura urbana medieval
estaba claramente condicionada por aspectos como la muralla, la estructura
social de la población de la villa y la distribución de la propiedad. En lo
referido a esta última cuestión, habría que decir del caso vasco que, al
tratarse todo de propiedad real, esta era notablemente homogénea. Distinguiremos
a continuación varios tipos de ciudades clasificadas en función del tipo de
plano. Trataremos además de describirlas y poner ejemplos concretos de cada una.
- Las ciudades camino, cuyo
ejemplo más claro fue Estella, se caracterizaron por su arcaica estructura: en
ellas se confunden el camino y la calle. En estos casos podemos empezar a
hablar de ciudad con la contrucción de murallas y el trazado de calles
perpendiculares a la principal.
- Las ciudades de planta
rectangular presentaban ya una estructura más compleja de carácter ortogonal. Además,
estaban divididas en parroquias, y presentaban cierta jerarquización social del
espacio.
- Las ciudades de recinto
fortificado irregular con dos parroquias se caracterizaban porque las iglesias
influían notablemente en la estructura urbana. Estas formaban plazas y
condicionaban el trazado de las calles. Además, con sus altas torres, en muchos
casos utilizadas como elementos defensivos, destacaban sobre los demás
edificios de la villa. Es decir, configuraban el paisaje de la misma. En
Vizcaya destacaron los casos de Marquina, Durango, Guernica y Bilbao.
- Las ciudades con una sola
iglesia central presentaban, por el contrario, una estructura sencilla. En
Guipúzcoa nos encontramos con ese modelo de plano en Mondragón, Segura, Vergara
y Guetaria; y en Vizcaya hay que hablar de Puebla de Arganzón.
Los arrabales
Aquellos espacios periféricos que,
temporal o permanentemente, se mantuvieron fuera de los muros de la villa se
llamaron arrabales. Eran estos núcleos que iban desarrollándose al margen, pero
en las inmediaciones, de la ciudad. Dejaban, por tanto, de ser arrabales cuando
se incluían en el área fortificada. Estos elementos fueron desarrollándose y
urbanizándose a lo largo del medievo.
Sin embargo, hemos de distinguir
varios modelos de arrabales. En primer lugar habría que hablar de los surgidos
en torno a ciudades con un fin casi exclusivamente militar. En ellas este
fenómeno apenas hechos raíces, como bien puede apreciarse en el caso de Segura.
El caso contrario encontramos en otras villas donde el elemento humano y
económico resultaba más importante. Sin duda los casos de Bilbao y Durango, cuyos
arrabales fueron los más importantes de todo elo territorio vasco, constituyen
el mejor ejemplo de este segundo tipo. En tercer lugar citaremos brevemente los
espacios en torno a los que solían surgir estos núcleos de población. Hablamos
de los caminos, las fuentes y el entorno de los conventos y torres mobiliarias,
como bien podemos apreciar en Mondragón.
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