EL PALACIO
RUCELLAI DE LEON BATTISTA ALBERTI. MODELO DE UN PALAZZO DEL QUATTROCENTO
FLORENTINO.
La principal
contribución al arte del humanista León Battista Alberti son sus estudios y
escritos recopilados en tratados donde se recogen las teorías artísticas del
momento. En las fuentes clásicas buscó la perfección, la armonía y la belleza.
Durante años estudio y midió los monumentos romanos, que le seducían
especialmente, y de ellos extrajo las leyes sobre las proporciones y la
perspectiva que plasmó en sus tratados dedicados a la pintura, la arquitectura
y la escultura.
No obstante
también llevó a cabo obras prácticas. Sentía predilección por los problemas
complicados y por ello se atrevió a finalizar las fachadas de dos edificios
góticos ( el Templo Malatestiano de Rímini y Sta. María Novella en Florencia).
También levantó la gran iglesia de San Andrés de Mantua, modelo para las
iglesias del Manierismo y el palacio Rucellai, del que vamos a hablar.
El tratado
de Arquitectura de Alberti, junto con detalles de sus edificios religiosos más
significativos.
El mercader
florentino Rucellai le encargó el proyecto de su palacio en 1446. Pero las
obras se iniciaron bajo la dirección
técnica de Bernardo Rosellino , discípulo de Alberti en quién delegó. Se
terminaron hacia 1455. El palacio urbano (palazzo) era el tipo de vivienda de
la rica aristocracia financiera y comercial de Italia desde el siglo XIII. En
la Baja Edad Media todavía es relativamente pequeño y con recuerdos de la
fortaleza medieval. Los que se levantan en el Renacimiento además de más
grandes (a veces ocupan una manzana) están delimitados funcionalmente y
comparten una estética que les aleja del edificio gótico.
La
estructura del palacio renacentista.
Del palacio
Rucellai desaparece la torre defensiva medieval y el edificio se integra en la
arquitectura urbana como expresión del nuevo espíritu. Sin embargo, el
almohadillado y la solidez del piso inferior, con estrechos vanos adintelados,
manifiestan el poder de los moradores.
El edificio
se estructura en torno a un patio central porticado o atrio, siguiendo la
disposición de la domus romana. Sirve como patio de luces y, por supuesto, de
acceso interno a las distintas dependencias de la construcción y a la fachada
interna porticada o loggia. Hoy el patio está cerrado en dos de sus lados.
El piso
inferior es utilizado para el tránsito de clientes, comerciantes y visitantes.
También integra el lugar de almacén de productos, las cocinas, y los establos.
Sus entradas deben ser varias para dar entrada y salida fácil a carruajes,
animales y peatones.
El primer
piso o piano nobile constituye el lugar de residencia de la familia y donde
hacer gala de su poder y riqueza. De ahí que deba estar más engalanado externa
e internamente.
El piso
superior suele ser el de los dormitorios y el de las habitaciones de invitados
y sirvientes.
Remata el
edificio un alerón sobresaliente que cumple las
funciones de cerrar la composición de la fachada en sentido horizontal y
de alejar el agua de lluvia del paramento.
Aportaciones
estéticas.
Las
aportaciones renacentistas de la obra que engarzan en el mundo clásico radican
en la fachada.
Alberti
diseña tres pisos separados por sendos entablamentos que generan una serie de
franjas horizontales sometidas a la tensión de pilastras verticales. Para
evitar la excesiva monotonía de los pisos superpone los órdenes clásicos, lo
que denota la influencia del Coliseo Flavio o del Teatro de Marcelo. En la
planta baja son de orden toscano, en el piso principal, jónicas, y en el
superior, corintias.
La combinación
de pilastra, entablamento y arco de medio punto de los pisos superiores también
está inspirado en los edificios de espectáculos romanos y será retomado por
arquitectos como Andrea Palladio en el siglo XVI.
El muro
presenta un suave almohadillado, técnica que consiste en resaltar los sillares
rebajando sus bordes, como se hacía también en edificios de ingeniería romanos
como los acueductos y los puentes.
Las ventanas
son geminadas y se inscriben en arcos de medio punto. La prioridad del piso
central es reforzada por la colocación de los escudos de la familia Rucellai
sobre algunas de las ventanas.
Las líneas
horizontales y verticales, curvas y ángulos, vanos y planos se organizan de tal
modo que dan a esta fachada un singular ritmo.
Otros
palacios florentinos del Quattrocento.
La
tipología desarrollada en este palacio
alcanzará gran éxito en Roma, más que en
la propia Florencia. Tres son los palacios más renombrados junto al que hemos
analizado
Palacio
Medici-Ricardi de Michelle Michellozzo.(1444)
Palacio
Pitti de Filipo Brunellechi.(1458-62)
Palacio
Strozzi de Benedetto di Maiano.(1489)
A éstos
habría que añadir el Palacio Piccolomini (1459) en la ciudad de Pienza, obra
del mismo Bernardo Rossellino que levanta el Rucellai.
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