sábado, 9 de abril de 2011

La Moda y el Arte. Mesopotamia. Los Sumerios

Tabla sumeria procedente de Lagash 2500A.C.

Los estudiosos del tema indican que la indumentaria no fue, en ese caso, una perentoria necesidad climática; ya que la zona dotada de un clima cálido que permitiría a sus habitantes, incluso, vivir sin ropajes que cubrieran su cuerpo; la necesidad de hacerlo tampoco se vincula a cuestiones morales sino que fueron otros motivos los que al parecer les llevaron a ello; al parecer cuestiones relacionadas con la reproducción de la especie, como indicar la entrada de la edad fértil o cuestiones rituales ya estuvieran éstas relacionadas con actividades religiosas o políticas, etc.
Kaunakes es el término con el que habitualmente los habitantes de la zona denominaban al ganado lanar y, en un determinado momento, en un ejercicio de metonimia se convirtió también en el apelativo utilizado para designar el atuendo masculino sumerio de tipo ritual más habitual; vinculado su confección con las pieles y la lana procedentes de estos animales; además, en ocasiones incluso imita directamente su forma al añadir, en la parte trasera de la pieza, una especie de cola.
Hablar de Mesopotamia es hablar, en realidad, de una agrupación de pueblos y culturas, que amalgamadas en la zona se fueron sucediendo unas a otras, en función de su mayor poderío político y/o cultural; produciéndose la habitual asincronía temporal que determinó, en ciertos momentos, un natural sincretismo modal.
La primera cultura mesopotámica significativa es la sumeria, siendo Uruk y Ur dos de sus más famosas ciudades. La creencia de este pueblo de que sus dioses habitaban en lugares altos les llevó a construir templos que cumplieran esa condición; consiguieron entrar en la Historia a través de la invención de la escritura primero pictográfica y después cuneiforme, en la que nos legaron el Poema de Gilgamesh considerado la leyenda más antigua del mundo.
Respecto al tema que nos interesa empezaremos por mencionar las fibras vegetales que se producen en la zona que son susceptibles de ser empleadas en la confección de las diversas indumentarias de sus habitantes. En primer lugar hablaremos de la que puede considerarse de más amplio espectro, ya que su existencia en estado silvestre abarca casi todo el planeta: el lino; el Linum usitatissimum, o lino doméstico procede posiblemente del Linum bienne, que al parecer crecía perenne y salvaje en las zonas costeras mediterráneas y atlánticas, obteniéndose como especie invernal, sólo una cosecha anual, en las proximidades de Irán, Irak y el Kurdistan; lo que está probado por las muestras arqueológicas existentes datadas hacia el 5550 a. C.; se trata de una planta leñosa, que inicialmente debió de cultivarse para la obtención de aceite, que pronto se convertiría también en elemento básico para la creación de tejidos. El cáñamo es una planta procedente de climas más fríos, por lo que era habitual en el norte, su textura la hace más apropiada para un uso más comercial, transportes tanto en tierra como en el mar ya que se mantiene inalterable en ambientes salobres. El algodón procede del valle del Indo, y llegará a la zona en épocas posteriores.
Las fibras animales son también frecuentes en la zona, la introducción de ganado lanar en Mesopotamia se produce, al parecer, alrededor del año 4000 a. C., aunque fue necesaria su domesticación para llegar a convertirse en los animales que actualmente conocemos; su cobijo inicial eran los Zagros, en la cordillera del Taurus, donde la presencia de precipitaciones favorecía la existencia de los pastos necesarios para su alimentación básica; desde allí fueron adentrándose en otras regiones de la zona siendo necesario un largo proceso de domesticación para que su piel, inicialmente parecida a la los cérvidos, llegara a producir lana en cantidad suficiente para que su hilado y posterior tratamiento permitiera la confección de telas.
Elizabeth W. Barber en sus estudios sobre el uso humano de las ovejas observó que no todos los aprovechamientos de sus productos facilitan la existencia de lana en su piel; la obtención de su carne conlleva una vida corta para el animal; sin embargo la producción de leche exige una cierta longevidad y, de manera indirecta, favorece el crecimiento de lana en su piel que puede, a su vez, fomentarse mediante un esquilado. El tejido resultante del tratamiento de la lana tiene algunas características distintas al de las fibras vegetales, por ejemplo su fácil teñido, lo que permite dar una mayor variedad y colorido a las producciones textiles. Antes del 4000 a. de C. en la zona sólo se utilizaban prendas de origen vegetal.
El paso del tiempo y las condiciones de conservación han sido básicas para que las piezas textiles hayan llegado o no hasta nosotros, a veces lo que nos ha permitido constatar su existencia no es el tejido en sí mismo sino su huella marcada sobre un material más duradero como, por ejemplo, las bolas de arcilla halladas en el yacimiento arqueológico próximo al poblado neolítico de Jarmo, al nordeste de Irán, que muestran unas claras impresiones textiles y que han sido datadas hacia el año 7000 a. C.; la perfección de las huellas del tejido en la arcilla han permitido, a los expertos, determinar la existencia de una cierta práctica en la confección de tejidos, ya que sin ella no hubiera sido posible su realización. En el yacimiento de Cayönü, próximo a Turquía, fue hallada una pieza de tejido datada también en las mismas fechas y en Nahal, en las cercanías de Israel, se encontró una bolsa de lino cosida en forma de malla, con botones de piedra, de uso quizás ceremonial, datada hacia el 6500 a. C.
El estudio de su indumentaria o vestimenta es posible gracias a sus representaciones artísticas que nos permiten visualizar su aspecto. Las imágenes conservadas son, en cierto modo, sectarias, ya que naturalmente las figuras que se representan están relacionadas con el ejercicio del poder político, religioso, o militar, existiendo, por tanto imágenes de sus gobernantes y de las clases sociales altas, castas sacerdotales, así como de sus ejércitos en sus conquistas y acciones bélicas.
Naturalmente no sabemos hasta qué punto las imágenes que poseemos conforman el corpus completo de la indumentaria de estos pueblos o, si por el contrario, existen variantes que no conocemos. En cualquier caso, ciñéndonos a las muestras existentes podemos indicar que inicialmente los sumerios utilizaron la fibra vegetal en su indumentaria y posteriormente añadieron la fibra animal, una vez que la evolución de los bóvidos permitió la obtención de una producción lanar y su posterior tratamiento para su uso textil; aunque, a partir de un momento dado, lo natural es que ambos métodos coexistieran.

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