domingo, 25 de octubre de 2020

Las Dimensiones del Objeto de Diseño





Esta descripción, sobre las dimensiones del objeto de diseño, que bien podría aplicar de igual forma para el producto, no se refiere literalmente a las magnitudes de la dimensión tridimensional, es decir, LARGO x ANCHO x ALTO; en este caso, me refiero a una visión "extra-objetual" en la que el mismo objeto, adquiere un carácter más integral en sí mismo. En otras palabras, este objeto tangible, posee unas características tan particulares, que son medibles y que son las que le dan su esencia como tal, mas allá del material, de la forma, de la función innata, de la producción y que en manos del diseñador-creativo, se deberá transformar en un complejo de interacción de elementos que van desde los micro-componentes hasta el sistema mismo.

Esta visión integral nos ha demostrado en la práctica, que conocer verdaderamente el objeto desde su interior, nos garantiza poder ofrecer una "respuesta" en términos de diseño, en una visión que desde lo cuasi-microscópico hasta lo macro, sea verdaderamente integral; en la praxis, el diseñador, ante el requerimiento de diseñar un objeto, y una vez entendida la función que debe cumplir, comienza por darle una forma a un conjunto que esconde dentro lo que normalmente no se ve:  conjuntos de piñones y ruedas dentadas, los circuitos eléctricos, las tarjetas electrónicas impresas, venas estructurales, agujeros para tornillos, paredes delgadas y demás elementos que aparentan ser "irrelevantes" para el consumidor final, quien se limitará a darle uso al objeto, sin saber ni entender -en la mayoría de los casos- qué sucede dentro del objeto. Por ello, propongo que aprendamos -como diseñadores- a verlo de la siguiente manera: de este modo, el objeto se compone de sistemas, los que a su vez, se componen de partes, las cuales resultan de la interacción de componentes, las cuales, son resultantes de micro-componentes activos.

El resultado del análisis del objeto en esta secuencia, le permite al diseñador, involucrarse completamente en el desarrollo del objeto desde su interior y no como sucede con frecuencia, desde el exterior, para finalmente venir a descubrir que diseñando el objeto desde dentro, la apariencia el mismo, o su Primera Dimensión ( la Estética ), podría venir a ser el resultado dinámico de las tres funciones descritas, en las que se pueden llegar a manejar distintos valores de proporción en ellas, para caracterizar el objeto en su resultado formal.

Para comenzar, debemos hacer una aproximación a la definición del tipo de función que se relaciona con el "ser" del objeto; incluyo aquí el desarrollo de otro elemento que resulta crucial: la determinación del "principio funcional" del objeto, es decir, en qué elementos de la física y/o de la química se basa para funcionar; si tenemos claro el "para qué del objeto", podemos llegar a tener e claro "el cómo" sucede la función.  
El primer componente de la función, es la Función Estética; ésta función se asocia directamente a la apariencia del objeto y los elementos que se vehiculizan por medio de la forma y el modo cómo lo percibimos sensorialmente; ésta será, entonces, la Primera Dimensión del objeto y la definimos de éste modo: 
El segundo elemento, la Función Simbólica, referencia los elementos "apreciativos" y  "cualitativos" del objeto; si bien estos son difíciles de medir, son absolutamente determinantes ya que éstos intangibles son los mensajes comunicativos que emite el objeto y que permitirán el grado óptimo de "uso" del objeto, por parte del usuario:

 El tercer elemento es la Función Práctica, asociada directamente al uso del objeto; por ello, las relaciones directas que se establecen con el usuario, a través de su cuerpo y de la materialidad del objeto

El modo de aproximarse al objeto y su esencia forma-funcional, una vez conocidas y entendidas sus funciones, es el de entenderlo como un Sistema, que en un primer nivel, se concibe como un conjunto dinámico "resultante" de la interacción de elementos menores, que se relacionan dinámicamente entre sí:

En un segundo nivel de composición del objeto, el sistema se compone de partes y su interacción, las cuales en sí mismas pueden -según su grado de complejidad- pueden, según su grado de complejidad operativa, llegar a convertirse en sí mismas en sub-sistemas

En este grado de interrelación y en un tercer nivel, las partes se estructuran por la dinámica operativa de elementos menores que son los componentes; las partes resultan pues, dispuestas de tal modo en lo formal y lo funcional, de tal modo que interactúan dinámicamente entre ellas y por medio de éstos elementos mínimos, la función se ejecuta.

Con la generalización de la electrónica y de los nuevos sistemas de producción de elementos a escala sub-visual, aparecen dos nuevos elementos de composición de los objetos, en una Tercera Dimensión: los micro-sistemas, dinámicos, compuestos a si vez, por micro-partes, igualmente dinámicas, que hoy en dia se vuelven también responsabilidad del diseñador: por ello hablaremos ahora de micro-componentes, en los que hay que intervenir y que permitirán que la función del objeto sea llevada a cabo enteramente, desde su interior:

Visto este esquema de manera integral, entendemos la secuencia de dependencia de los elementos que componen el objeto, como sistema dinámico de interacción secuencial y analítica, así: 
Sin embargo, el planteamiento no termina en este punto ya que el diseñador en este proceso debe tener una forma diferente de aproximarse al objeto, no desde su exterior, tal como lo haría el usuario final o el consumidor, sino desde una perspectiva analítica, desde su interior: en la medida que entendamos que los micro-componentes son los elementos críticos que llegan a afectar considerablemente y en algunos casos de forma radical el funcionamiento del objeto, tenderemos los elementos para ejercer un mayor control en el diseño del objeto y en consecuencia, del producto, garantizando de este modo que su función innata se lleve a cabo, tal como fué diseñado. 

De este modo, una revisión de las relaciones e interacciones bi-direccionales   ( dadas por un proceso de Ingeniería Inversa y por la Ingeniería Concurrente ) de los componentes y vistas hacia su origen, es decir, el objeto-sistema, nos dará una posibilidad inmensa de re-plantear y llegar a re-diseñarlo desde dentro, y la respuesta será un objeto realmente novedoso en lo funcional, lo formal y lo simbólico.

En este proceso, desarrollado de este modo, hay un verdadero efecto funcional positivo de mejora en el objeto-sistema;  de esta manera, se lleva a cabo una revisión morfo-funcional global controlada por el diseñador quien debe estar en completo conocimiento y control de los alcances de todos los aspectos directos e indirectos relacionados al objeto-sistema; esto determina la integralidad del diseño, que visto en perspectiva, debería garantizar la solidez morfo-funcional del objeto, eliminando de este modo las posibles fallas derivadas -como sucede en muchas ocasiones en muchos objetos- del malfuncionamiento de los componentes mínimos que hacen que el usuario deseche el objeto, por que dejó de "servir" y peor aún, por que fue "mal diseñado".


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